Cada vez que los pilotos rebasan en el circuito de Barcelona se aplaude y mucho, más si es una espectacular maniobra como la que Checo Pérez ejecutó a altura de la vuelta 46: el mexicano, que había perseguido por varios giros al McLaren con potente motor Mercedes de Daniel Ricciardo, decidió intentar una maniobra por fuera de la primera curva; dejó ir el auto y extendió la frenada, lo tiro a la curda y con frialdad y atino mantuvo el pulso para ganarle la posición al duro piloto australiano. “Si no puedes por dentro, hay que ir fuera, ¿cierto?”, dijo Checo por la radio a su ingeniero; “lindo movimiento”, le contestaron.
Y en verdad que fue uno de los mejores rebases el Gran Premio de España, contra un coche que iba muy bien en la pista –sobre todo se protegía en la recta con la potencia del motor, como señaló Checo Pérez. El problema es que, eso nunca debió ocurrir.
Max Verstappen tomó la punta al inicio del GP de España rebasando agresivamente al Mercedes de Lewis Hamilton, fue otra de las brillantes maniobras de la tarde. Más adelante, Hamilton, con mejor condición de neumáticos y un auto que, desde 2014 siempre va bien en Montmeló, regresó la cortesía al casi indefenso Verstappen –error estratégico de Red Bull.
Atrás, Valtteri Bottas estaba al acechó desde la tercera posición. Como Checo estaba muy lejos, Mercedes sin preocupaciones lo llamó a pits para montar neumático rojo con el cual acabó la competencia. Por ello perdió la posición con el Ferrari de Charles Leclerc, pero al Mercedes, con mejores neumáticos, no le costó nada sobrepasar al Ferrari –no lo rebasó, lo esquivó, más bien.
Entonces, vemos que los rivales directos de Checo Pérez no sufrieron con el tráfico en el complicado Circuit de Barcelona-Catalunya. Rebasan a quienes ‘tienen’ que rebasar; luchan entre los que ‘tienen’ que luchar. No desgastan el auto ni pierden tiempo con rivales que no son directos en la lucha por el campeonato del mundo. Ese privilegio se gana en pista, en la calificación sabatina.
Checo Pérez arrancó octavo y terminó quinto, es decir, recuperó puntos. Ejecutó una gran maniobra, la maniobra de la tarde si se quiere –más allá que la de Hamilton fue para ganar, no fue tan espectacular. Y hace un año esto hubiese sido un excelente fin de semana para el tapatío. Pero en 2021 ya no pilota un auto de media tabla, al que le corresponden duelos de media tabla. No, este año compite con Red Bull, y este auto tiene que batirse con los Mercedes, todo lo demás será pérdida de tiempo, por más espectacular que sea.
Es la presión de estar en un auto ganador; es lo mínimo que se espera, y que no entregaron ni Gasly ni Albon, que también se la pasaban peleando en el tráfico. La situación ideal de Checo, es no tener que rebasar McLarens, Ferraris o Alpines…
Viene Mónaco. Si Barcelona es complicado pasar, en Mónaco es casi imposible. Esperemos que el sábado 22 de mayo, Checo Pérez esté físicamente al 100 por ciento para que pueda dejarlo todo a una vuelta y lograr una calificación digna de su talento, y no a 9 décimas de su compañero de equipo. Es vital, para que brille con todo su talento los domingos, aunque ya no deje maniobras espectaculares contra el McLaren de Ricciardo.