El evento de Mónaco, desafortunadamente ha tenido “la fama” de ser bastante tranquilo, sin embargo, esta vez estuvo lleno de emociones y suspenso que dejaron mucho para pensar o incluso para lamentar.
Cambios en el estado del campeonato e incluso de las cosas. Mercedes no es líder de ninguno de los dos campeonatos y tuvo un lamentable domingo, eso sí,la desdicha de unos es la felicidad de otros, así es la vida.
Lewis Hamilton no supo perder
¿De tanto ganar se pierde el deportivismo al perder? No, y hay muchos ejemplos virtuosos en el mundo del deporte.
Desafortunadamente, Lewis Hamilton demostró que eso no se le da muy bien. Es cierto que tiene un récord de victorias impresionante, triunfando 98 veces, en las cuales se ha portado magnánimo y caballeroso. Pero en Mónaco no lo fue.
En carrera se vio atrapado en el sinuoso e inexpugnable tren de Mónaco. Fue incapaz de mejorar su posición. Ahí se vio el Lewis iracundo en el radio. Rabioso porque conservó neumáticos y su equipo lo metió prematuramente a pits, dejó con la palabra en la boca a su ingeniero.
Tras la carrera, de nuevo culpó al equipo del mal resultado, absolviéndose de toda culpa.
Se dice que se gana como equipo y se pierde como equipo, pero para Lewis, cuando gana lo hace el ‘Hamilton Racing Team» (cuyo único miembro es él) y cuando pierde falló Mercedes.
Ferrari ilusiona pero no se concentren sólo en Leclerc
La calificación, incluso la carrera en Mónaco hace sentir que Ferrari puede volverse el tercero en discordia, en un ya de por sí, cerrado campeonato entre Mercedes y Red Bull.
La pole position de Charles Leclerc, empañada por su error y dramatizada con su abandono llenaron los ojos de los ferraristas que ven en el monegasco a su ‘príncipe encantador’.
Es un gran piloto, cierto, pero no olviden a Carlos Sainz, víctima de las estrategias diferenciadas de la Scuderia y que se anotó el segundo lugar en Montecarlo. No sería raro que el hijo del gran campeón de rallies les diera tantas o más alegrías este año.
Norris, instalado en estrella del futuro
No falta mucho para que veamos una Fórmula 1 sin Hamilton, Raikkonen, Vettel, Alonso, incluso, a mediano plazo, sin Ricciardo y sin Pérez. Los llamados a llenar esos lugares de jerarquía serán Max Verstappen, Charles Leclerc y por supuesto Lando Norris.
El estatus de superestrella, de futuro campeón del mundo, poco a poco encaja más en este británico de buen humor y baja estatura.
Red Bull tiene alas (flexibles) y eso no le gusta a Toto… pero el ‘boost’ es Max
Hace un año que el sistema DAS implementado por Mercedes fue reclamado por Red Bull, la FIA dijo que era ilegal, pero que lo podían seguir usar todo el 2020. Ahora que Toto Wolff ha levantado la voz porque aduce que las alas traseras del RB16B son demasiado flexibles y que las combatirá porque eso es ‘ilegal’.
Mientras FIA decide qué hacer o si de plano, como hasta ahora no hace nada con el reclamo de Wolff, sería bueno que el mandamás del equipo de Brackley-Brixton se pusiera los pantalones largos y dejara a un lado los cortos para afrontar que con un auto competitivo su dolor de cabeza no es una ala flexible, sino que se llama Max Verstappen.
Checo sufre la ‘Fiebre de Sábados’
Sergio Pérez nomás no puede ser consistente los sábados de calificación. No encuentra el ritmo al estilo Tony Manero o Bee Gees para entrar con estilo a las primeras filas de clasificación, bueno, lo ha hecho sólo dos veces.
Todos sus problemas y preocupaciones se irán cuando invierta el sábado para disfrutar el domingo, donde eso sí, religiosamente entrega resultados.
Velocidad a una vuelta que implica trabajo de equipo. Su ingeniero Hugh Bird también ha fallado en entregar los neumáticos adecuados con las temperaturas idóneas para lanzar a Checo a la pista en el momento donde el tráfico no lo interfiera.
Pérez no se ha quejado del equipo, ni lo hará, él no gana o pierde solo. Eso es especialidad de Lewis Hamilton, el divo de la F1, quien por cierto no deja de ser el mejor piloto de estos tiempos y toda una generación.